viernes, 20 de noviembre de 2009

Muros


Lo peor de tener un blog es tener que pensar cada día en un tema del que hablar. Y ese tema, por supuesto, debe estar a la altura, cumplir unos requisitos necesarios que se adapte a los gustos de todos y a lo que los demás esperan de ti. Sin embargo, hay veces que las reflexiones sobre la política, las estructuras, la sociedad,... , no salen. Me pregunto por qué el ser humano no estará programado para hablar de cosas importantes durante todo el día... Quizá si ‘humano’ llevara intrínseca la virtud de crear pensamientos e ideas de primer nivel, el mundo sería mucho más justo. Por ejemplo, José María Aznar no habría hablado, en su día, de que Iraq poseía armas de destrucción masiva, ni Ángel Acebes habría osado afirmar que tras el 11-M estaba ETA. Pero ya hemos comprobado (desgraciadamente, en demasiadas ocasiones) que la única particularidad que lleva intrínseca el hombre es la estupidez.
El otro día, sin ir más léjos, veía por la tele la retransmisión de los actos que conmemoraban la Caída del Muro de Berlín. Estuve muy atenta escuchando los discursos y las intervenciones de los líderes políticos asistentes, convencida de que en algún momento alguno decidiera escabullirse de la fiesta, dejara de hablar de historia para hablar de futuro. Pero me llevé una tremenda decepción al ver que ningún dirigente hizo referencia a los 20 muros que aún se alzan en el mundo para separar territorios, creyendos los responsables que cuatro piedras son capaces de acabar con los conflictos.
En España, por ejemplo, tenemos una valla que separa Ceuta y Melilla de África, intentando frenar la emigración. Al que se le ocurrió semejante chorrada es digno de estátua y conmemorar su fantástica idea con un buen mini de cerveza. También homenaje merece el que, al ver que dicho alambre no frenaba la entrada de inmigrantes a nuestro país, decidió hacerla más alta. Con dicha medida, el asunto se convertía en algo así como en un proceso de selección natural: sólo aquellos con capacidades físicas destacables, según los parámetros de la fuerza física, la altura y, quizá, algo de audacia, conseguirían entrar. Se podría iniciar, así, una especie de experimento biológico: si todos los extrapriados eran robústos y fornidos, crearíamos una raza casi perfecta al mezclarse con la sociedad española (que personifica tan memorables valores como la inteligencia, la cordura, el orgullo,...). De ésto, sin embargo, no sé por qué no hablaría nadie... Habría sido la joya que habría puesto la guinda a la sarta de desfachateces referidas a este tema. Pero Aznar, conociéndose, dijo: “a mí no me va a pillar nada desprevenido”, por eso se apuntó al Gimnasio para positivizar su mala energía en músculos (que, visto así, lo podía haber hecho antes, sobre todo antes de reunirse en las Azores con Bush para preparar y ultimar una guerra ilegal), sacrificándose al arte del culturismo. Recuerdo que antes se solía decir que el gimnasio suponía la incineración de las neuronas. Yo creo que en su caso, no vamos a perder demasiado... Aunque, bueno, personalmente me moriría de alegría viéndole en competición junto a Berlusconi. Y no me refiero en un concurso de belleza...

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