lunes, 14 de diciembre de 2009
Italia 3 (o el espíritu de la Navidad)
Esta mañana, la calle estaba llena de nieve y la foto de Berlusconi con la cara ensangrentada en primera página en todos los periódicos. La verdad es que este año nos estámos pasando eso del espíritu de la Navidad por el forro de la falda: ni polvornes, ni mazapanes, ni villancicos. ¡Golpes! Que parece ser que, después de lo del “innombrable periodísta de Telemadrid” (y digo “innombrable” porque casi casi me someten a juicio público en la plaza del pueblo por mis últimos comentarios), se han puesto bastante de moda.
Resumiré la noticia, los que aún no sepan de qué va la historia: Il Cavaliere ofreció un mitín en el centro de Milán; mientras este saludaba y era felicitado por sus tifosos, un hombre le estampó un souvenir del Duomo de Milán en la cara, rompiéndole la nariz y un diente. Nunca un agresor, a mi juicio, había tenido tanto gusto al usar una réplica de la obra maestra de Orsenigo como arma. Además, de hierrro.
Pero vayámos a la chicha: ¿hay alguien que no se esperara que, tarde o temprano, pasara algo parecido? Desde luego que a más de uno se le había pasado por la cabeza... Y, en ese grupo de “querer romper la cara a Berlusconi” me incluyo, a pesar de que muchos piensen que no tengo nada que ver. Y no lo digo por el “semi” derecho que me da el haber contribuído a la economía italiana durante casi un año y medio, el haberme enamorado locamente de un romanoo, el que unos cuantos de mi grupo de “grandes amigos” sean italianos, sino porque soy una persona cívica, democrática y con principios. Algo que este señor se ha pasado (volvámos al principio) por el forro en los años que lleva como Primer Ministro.
El agresor, Massimo Tartaglia, lógicamente fue detenido y será juzgado por un delito de provocación de lesiones con agravante de premeditación. ¿Por qué no se juzga, de la misma manera y por los mismos motivos, a Silvio? ¿Acaso lo que está haciendo al pueblo italiano no se considera una agresión? En mi opinión (y, subrayo, en MI OPINIÓN) desde leugo que sí: está llevando al país a la ruina, a la sátira y, casi casi, a un sentimiento común de verguenza nacional. La única diferencia es que, en el caso del pueblo italiano, el traumatismo es interno y ya se sabe que la opinión pública, desgraciadamente, sólo se conmueve ante los litros de sangre...
Y muchos pensarán: “¡pero si está ahí porque los italianos lo quieren!” Pues sí (“¡o no!”, pero este es un tema que trataré en otra ocasión), pero la victoria en los comicios no da derecho a que alguien actúe ajeno a la ley, a que le importen tres pimientos los principios constitucionales, a que anteponga sus intereses a las necesidades cívicas, a utilizar los tributos públicos para pagarse vícios y operaciones de estética, ... O, quizá, existe la posibilidad de que desde que él llegó al poder, todos los conceptos clásicos y naturales de ética y moral se hayan modificado, por lo que, por esa misma regla de tres, también aquel hombre estaba en su justo derecho a agredirle.
Al fin y al cabo (y aplíquese a todo, ya que el refranero español suele ser bastante sabio), uno termina recogiendo lo que siembra...
Para terminar, sólo diré que me alegro de dos cosas; en primer lugar, de que la agresión no haya sido por la espalda y, en segundo, de que ambos (agresor y agrededio) estuvieran en las mismas condiciones: al parecer, Tartaglia, también, tenía problemas psicológicos.
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No me puedo creer que una persona como tú, no condenes un acto como este. Pienso a pesar de hacer las cosas que las resumido, nadia por muy mala persona se merece este gesto. Creo que como bien has dicho vivimos en una sociedad civilizada y nadie se merece que los juzguen de esa forma.
ResponderEliminarYo tengo mucha manía a muchos políticos de este país y no creo que se merezcan que nadie les pegue una paliza, por el simple hecho de tener una idea contraria a la mia.
Simplemente, me parece bochornoso.
Un saludo, un post bastante interesante.
Besos
No lo condeno por el mismo motivo que tampoco condeno los linchamientos que los pederastas sufren en las cárceles. Hay cosas que, aunque irracionales, pueden estar justificadas. Y en el caso de Italia y de Berlusconi, lo raro es que no haya pasado antes.
ResponderEliminarAdemás, tampoco seamos dramáticos.... ¡podría haber sido peor! Y eso ya habría sido otra cosa... Piensa, pues, lo que le estarán haciendo al agresor los calavinieri en comisaria... ´¡Eso sí que sería condenable!
Perdona?? Me estas diciendo que es justificable una agresión? Eso suena poco socialista no??? SIgo sin entender cualquier agresión física, una agresión verbal lo puedo entender, pero de esta forma no.
ResponderEliminarSurrealismo puro y duro.