
Zapatero, dicen, es el tumor de España. Desde que llegara al poder ha sido el saco en el que han golpeado unos y otros para entrenarse políticamente. Pero, como pasa casi siempre, el problema aquí no es la crítica sino el hacerla de manera gratuíta y sin habernos mirado antes al espejo.
Desde su legislatura, Zapatero ha tenído la culpa, incluso, de la inestabilidad climatológica que aflora en el país. No sé cómo este hombre lo aguanta porque ha llegado un momento en el que se le crucificaba porque su mujer (“tan roja como él”) hacía teatro y sus hijas, adolescentes, no vestían según los cánones estéticos de los peperos españoles.
Sin embargo, el problema de todas estas críticas es que muchas nacen de la ignorancia y de obviar la teoría del causa y efecto. Es decir, que todo pasa por algo. ¿Por qué España, dicen, es uno de los países que más ha sufrido la crisis y ésta se ha materializado, especialmente, en el campo de la construcción? Sinceramente, creo que al Gobierno de Zapatero sólo le ha tocado asistir a las consecuencias de determinados chapuzas que el PP abrigó mientras fue su turno.
Viene a cuento recoger unas declaraciones que Mariano Rajoy hizo cuando era mano derecha de Aznar y su Gobierno fascista: “hay ayuntamientos que no tienen recursos, entonces viene un promotor y dice ‘Si Usted me recalifica este terreno yo le construyo el polideportivo para el pueblo’. Y nosotros estamos a favor de la liberalización del suelo”. Estas palabras serían la causa de que se haya destapado la Caja de Pandora en cuanto a corrupción (en la que seguiré pormenorizando más adelante) y, también (lo más importante) que en tiempos de su mandato hasta un peón de obra analfabeto dejara de serlo y se convirtiera en constructor. ¿Acaso la ignorancia de los populares no les hizo ver que su Ley del Suelo – en la que dividían el suelo en tres tipos: urbano, urbanizable y no urbanizable- no sería una bomba de relojería? Porque una persona normal (ya no digo inteligente) sabe perfectamente que tras las vacas gordas vienen las vacas flacas... Pero no. Mientras ellos tuvieron el poder se esforzaron por liberalizar al máximo la economía, hasta el punto de que el operario era estúpido por levantarse todos los días para ir a trabajar de 8 a 7 de la tarde. ¿Para qué seguir con tu puesto de trabajo de toda la vida cuando podías hacerte constructor y forrarte?
Pero no sólo abrió la veda a la entrada de cualquiera al mercado del ladrillo sino que, además, el precio por comprar una casa se convirtió en algo casi surrealista. Lo que sería causa, también, de hipotecas vitalizas que en algunos casos se convertirían en herencia de padres a hijos.
Liberalizando el suelo, insisto, crearon una oferta que superaba la demanda por lo que provocaron un desequilibrio en el mercado por el que nadie se preocupó. Aznar declaró en 2008 que había dejado, como herencia, “el país más rico de la historia de España”. Según sus calculos, el florecimiento del ladrillo duraría hasta el 2028... Y los españoles, haciendo gala de nuestra ignorancia, nos lo creímos. Luego ¿qué pasó? Pues que con la venda en los ojos nos olvidamos de que una desaceleración era posible. Teníamos el antecedente del crack del 29, que cargó los Felices Años Veinte norteamericanos en tan sólo tres sesiones. Aznar, el día en que hablaron del Gran Crack, no debió de ir a la escuela...
Por lo tanto, me parece injusto que se culpabilice de la situación económica actual a Zapatero y a su Ejecutivo. Ellos se piensan que lo habrían hecho mejor ya que cuando son los responsables de gestionar una crisis, lo hacen de tal manera que los que la sufren son los más necesitados y, prácticamente, salgan ilesos los empresarios. Su modelo económico está sustentado en eso: son los empresarios los que tienen las empresas y, por lo tanto, son los que dan trabajo. Los marxistas, sin embargo, damos la vuelta a la tortilla: sin mano de obra, no podría haber empresas... ¿O acaso alguien se imagina a Alejandro Agag dándole al pico y la pala?
Para concluir (porque, justamente, este post se alargaría bastante más), no haré ningún llamamiento a la gente que aún cree que “ahora ha vuelto a ser pobre por culpa de Zapatero” para que deje de decirlo. Yo no soy ninguna profeta pero, debo adminir, que me sigue perturbando sobremanera la ignorancia. Y que, señores, a lo mejor nuestro Gobierno no es perfecto pero nuestra oposición da asco.
Dijo Aristóteles que la democracia era el Gobierno de los pobres. Pues bien, esforcémonos para que no sea el gobierno de los ricos: de la corrupción y de las liberalizaciones. Al fin y al cabo, el Estado ideal es aquel en el que los ricos son menos ricos para que los pobres puedan ser menos pobres...
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