
Desde que el pasado lunes Obama confesara su no asistencia a la cumbre de la UE, empiezan a ser pesados aquellos que dicen que Europa va, poco a poco, perdiendo peso planetario. Yo, como podéis imaginar, no soy de la misma opinión y soy más bien de la tesis de que Obama está aparcando relativamente (y esperemos que sólo de momento) la política exterior para solucionar los problemas internos de los EEUU. Que, la verdad, no son pocos. En cualquier caso, me parece una falacia bestial también culpar a Zapatero de esto (que bastante tiene con lo que tiene) y que algunos periodistas dijeran que, ahora que no vendrá el Presidente norteamericano, la cumbre se deberá cancelar. Dichos informadores parecen saber bastante poco de geografía y, menos aún, de política o sociología. Para mí, los baches por los que atraviesa la “comunidad” europea son lo suficientemente serios e importantes como para que se resuelvan, y también soy de la idea de que los trapos sucios se limpian en casa. Es decir, Europa ahora mismo fundamentalmente tiene dos problemas: por un lado tenemos la crisis económica de la que parece que tres países, todos miembros, no se recuperarán (Portugal, Grecia y España) y, por otro, tenemos la petición de Turquía para entrar en la Unión pero ésta no cumple los requisitos necesarios por varios motivos (entre ellos, la cuestión de Chipre).
Turquía para la sociedad global ocupa un peso importante, entre otras cosas por su tradición, sus recursos naturales y su posición geográfica, y creo que son los europeos, los “miembros del club”, los que deben hacer esfuerzos para decidir sobre su futuro valorando los pros, los contras y las posibles soluciones, ya que inevitablemente su entrada afecta a toda la Comunidad. Y lo mismo pasa con la crisis. Tenemos un Banco Europeo que actúa como controlador, asesor y consultor de las economías individuales de los distintos países, casi todos compartimos una misma moneda, y casi todos poseemos las mismas características en cuanto a las características, los parámetros y la naturaleza de las recesiones económicas surgidas durante la crisis. A lo mejor peco de optimista, pero creo que estamos preparados (y somos capaces) para afrontar estas cuestiones nosotros solitos.
La presencia de Obama, en cualquier caso, no sería más que tres cosas. Por un lado, un fantástico programa de RRPP para la sociedad mundial; en segundo lugar, un abanico de opiniones y, a lo sumo, consejos del presidente de la Potencia Mundial (pero, al fin y al cabo, una cosmovisión individual); y, por último, sería una experiencia positiva para él, teniendo en cuenta que la UE es la segunda fuerza global económica más importante del mundo tras EEUU, y más ahora que las relaciones entre estadounidenses y chinos se tambalean.
Pero yo, personalmente, pienso que en este continente tenemos la mala costumbre de tropezar dos veces con la misma piedra. Ya vivimos la dureza y la crudeza de las dictaduras pero, aún así, seguimos votando a líderes radicales como pueden ser Berlusconi o como el aún cojonero Aznar; ya otorgamos un exceso protagonismo al pasado Presidente de Estados Unidos e invadimos Iraq, lo que supuso exponernos a sangrientos atentados sufridos en nuestras principales capitales; ya conocemos la crudeza de las guerras y, aún así, aumentamos casi anualmente el número de soldados que enviamos a Afganistán. ¿Por qué no escarmentamos? Nadie ha asegurado que pertenecer a una sociedad global, que sucumbir ante una política planetaria sea la mejor opción para el Bienestar de cada uno de nosotros. Y si añadimos los rasgos característicos y bien diferentes de cada ciudadanía, el problema aún se hace más grave. ¿Por qué Veltroni no ganó las últimas elecciones en Italia? Porque sus discursos sustentaban un programa basado en lo que Zapatero había hecho en España, y no podemos olvidarnos de que las necesidades de unos no son para nada las necesidades de los otros. Por lo tanto, ¿cómo puedo convencerme de que los norteamericanos están en la capacidad de aportar, basándose en unos sólidos y metodológicos criterios, mis problemas? Y, sinceramente, creo que no vivimos el momento ideal para realizar experimentos…
En cualquier caso decir que sí, desgraciadamente Obama no viene pero no por ello se acaba el mundo y nuestras rutinas. Que nuestros representantes aporten, al menos por una vez, un poco de sentido común a los asuntos que nos afectan directamente. Y, a ser posible, también los periodistas. La verdad es que no nos vendría nada mal.